
Desde su creación y aprobación en enero, 2020, el Pacto Verde Europeo (también conocido como el “Green Deal Europeo”) funciona como un plan para fomentar la sostenibilidad y la conciencia medioambiental global con metas al año 2030 y 2050. La meta: consolidar la transición de la economía europea hacia una economía circular y alcanzar la neutralidad de GEI al 2050.
Los desafíos que plantean los objetivos del Pacto Verde representan una prueba de modernización ambiental para las empresas europeas, que se están viendo comprometidas a cumplir con una extensa lista de regulaciones verdes cuyas implicaciones ya están trascendiendo Europa. En un mundo cada vez más interconectado, las economías del sur global que carecen de las condiciones económicas y legales para adaptarse hacia una economía circular están siendo las más impactadas por esta rápida transformación productiva que arrancó en 2020 y las empresas (y los países en general) que ya han demostrado su continuo compromiso con la sostenibilidad ambiental están siendo las más beneficiadas por la apertura de estos nuevos mercados sostenibles.
Aunque el Pacto Verde pareciera centrarse principalmente en Europa, sus implicaciones se extienden mucho más allá del continente a lo largo de la intrincada cadena de la globalización. En América Latina, donde la producción de commodities y alimentos sostenibles desempeñan un papel significativo en el panorama económico de la región, el Pacto Verde se presenta como una oportunidad para,
- producir sosteniblemente,
- diseñar circularmente,
- compensar y reparar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y
- abrir las puertas a nuevos mercados que valoran productos sostenibles y ecodiseños.

Neutralidad climática
Uno de los aspectos clave detrás del Pacto Verde europeo es la búsqueda por alcanzar la neutralidad climática al 2050. Este ambicioso objetivo requiere un cambio de paradigma de los liderazgos de las industrias, y los países latinoamericanos dedicados a la producción para la exportación no están exentos de este reto. El énfasis del Pacto Verde en la reducción de las emisiones de GEI y la implementación de prácticas sostenibles se alinea con el imperativo global de hacer frente al cambio climático. Para las empresas guatemaltecas alcanzar la neutralidad de GEI requiere de muchas actividades que pueden potenciarse de la mano de la inversión estatal y programas de apoyo internacionales invirtiendo en:
- Invertir en energía renovable: demostrar el uso de fuentes de energía renovables como la solar, la eólica y la hidroeléctrica reduce significativamente las emisiones de carbono asociadas con el consumo de electricidad.
- Invertir en eficiencia energética: implementar de tecnologías y prácticas de eficiencia energética en todas las operaciones, incluidas la iluminación, manejo de aire comprimido, refrigeración y maquinaria ecoeficiente.
- Compensación de huella de carbono: invertir en planes de largo plazo de reforestación, forestación de nuevos terrenos, programas de reciclaje y uso de energías renovables.
- Optimizar la cadena de suministro: contratar servicios y productos de proveedores locales y que demuestren también realizar proyectos de compensación de huella de carbono es lo ideal. Además, la inversión en el rediseño de los empaques y envases de los productos para reducir el impacto en la huella de carbono del transporte es una acción muy útil para conseguir esta transición.
- Usar energías renovables en maquinaria: en Guatemala ya existen empresas proveedoras de energías renovables para el funcionamiento de maquinaria y la adaptación de los vehículos y la maquinaria hacia estos servicios es una excelente oportunidad para reducir la huella de carbono y fomentar el consumo sostenible.
- Transformar las empresas hacia la economía circular: esta transformación implica cambiar la forma de pensar de hacer negocios y dar un posicionamiento prioritario a las decisiones ambientalmente racionales de negocios. Se debe arrancar desde el diseño de productos y servicios que cumplan con las Rs y que mininicen la generación de desechos no reutilizables. Para realizar estos cambios se requiere una transformación del capital humano de las empresas que interiorice la creación de una nueva forma de hacer las cosas y de atender a las demandas de los consumidores.
- Educar e involucrar a todos los empleados: educar a los empleados sobre la importancia de reducir las emisiones, hacerlos partes de la transformación de las empresas hacia la economía circular y explicarles todas las implicaciones que esto representará y hacerlos actores partícipes de iniciativas para promover la sostenibilidad dentro y fuera de las empresas es vital.
- Medir, medir y medir: lo que no se mide, no se puede demostrar. Es necesario establecer objetivos de reducción de emisiones, hacer un seguimiento del progreso utilizando métricas estandarizadas e informe periódicamente sobre los datos de emisiones de la empresa y de sus proveedores. Luego de medir, siempre es importante analizar si los indicadores están cumpliendo los objetivos establecidos o si es necesario incrementar las metas para fomentar una mejora continua de los procesos de transición hacia la economía circular.
- Colaboración interinstitucional: en un mundo interconectado, las empresas no pueden hacer transiciones aisladas de las redes de apoyo interinstitucional. Se requiere de una activa participación en comites de colaboración, replicación de casos de éxito, distribución de incentivos y donaciones y co-creación de regulaciones y normas que permitan a empresas, gobiernos y actores de la sociedad civil crear planes de largo plazo para las empresas y las ciudades donde operan.
- Invertir en eco-innovación: la practica de la economia circular parte de rediseñar los procesos y productos para utilizar la investigación y el desarrollo de tecnologías nuevas para hacer nuevos productos más sostenibles, que generen menos emisiones de GEI y que fomenten la reparabilidad y reciclabilidad al finalizar la vida útil de uso. Esto además implica la utilización y transformación de los productos hacia el uso de materias primas que sean más eficientes para compensar la huella de carbono y minimizar los impactos ambientales.
- Conservar el agua: la escasez de agua potable es un problema global que requiere del cumplimiento de la legislación local para protegerla y la implementación de tecnologías y prácticas de ahorro que reduzcan el consumo de agua y el uso de energía asociado.

La Economía Circular como estrategia para las empresas

Las prácticas de economía circular listadas anteriormente, desempeñan un papel fundamental en la estrategia del Pacto Verde europeo. Esta transformación ofrece un marco para la producción y el consumo sostenible de las empresas (desde sus materias primas, a la exportación y la reparación y reciclaje de los residuos generados en el proceso productivo). Los países latinoamericanos, con su rica biodiversidad, pueden aprovechar los principios de la economía circular para mejorar los esfuerzos globales de compensación de los GEI y acelerar la reforestación que desde hace muchos años han venido legislando los países. Adoptando prácticas de agricultura regenerativa y silvicultura sostenible, las empresas también podrán contribuir no solo a su propio bienestar medioambiental, sino también a la lucha mundial contra la deforestación y la pérdida de biodiversidad.
Las materias primas latinoamericanas

Los recursos renovables están en primera línea de la visión europea del Pacto Verde para un futuro sostenible. Latinoamérica, dotada con una inmensa riqueza natural, abundante luz solar, inmensos bosques, vientos ricos en minerales traídos desde África y ríos caudalosos capaces de proveer una inmensa fuente de energía renovables tiene muchísimas oportunidades para demostrar cómo las acciones que nuestras sociedades han tomado en los últimos años nos han permitido proteger el medio ambiente y reducir el impacto de la región en la generación global de GEI. Al 2022, Latinoamérica contribuía solo con el 9%-10% de las GEI y continúa siendo una de las regiones más eficientes en la producción sostenible de alimentos y materias primas para el resto del mundo.
Las Alianzas en el Pacto Verde

La colaboración entre la Unión Europea y las naciones latinoamericanas en el contexto del Pacto Verde debe continuar creciendo mediante el intercambio de conocimientos, la transferencia de tecnología y la creación de incentivos económicos para acelerar la transición de las empresas guatemaltecas y del resto de Latinoamérica hacia la economía circular. Esta colaboración requiere de la creación de los inventarios de cada país para identificar las áreas de oportunidad para desarrollar soluciones innovadoras para una producción de exportación sostenible que se alinee con el PActo Global y las empresas multinacionales que han adoptado estos objetivos. Para alcanzar esto, los gobiernos tienen como tarea esencial el promover el desarrollo de PYMES que cumplirán con los requisitos de estas normativas, consolidar la información que demostrará sus complimientos y crear las condiciones de acceso a los créditos verdes para estas empresas.
El Green Deal europeo tiene un profundo significado para la producción exportadora sostenible de nuestros países y su implementación ya está en marca. La integración de prácticas de economía circular, con un enfoque central en la reforestación y el uso de recursos renovables y que reduzcan la huella de carbono, proporciona una hoja de ruta para que las empresas de Guatemala no sólo cumplan con los estándares internacionales de sostenibilidad, sino que también contribuyan de manera significativa al esfuerzo global para mitigar el cambio climático.