El Presupuesto y el poder de la corrupción

Ninette Grosjean, nuestra profesora de Pensamiento Político en la Universidad Francisco Marroquín solía decirnos todo el tiempo parafraseando a Lord Acton “¡cuidado jóvenes que el poder corrompe…!” Esa frase que decía, proféticamente, parece haber caído en oídos sordos de muchos colegas marroquinianos que actualmente ocupan una curul en el Congreso de la República de Guatemala. El poder corrompe a todo aquel cuyos principios no están firmes y que, anteponiendo sus intereses irracionales, satisface solo sus necesidades y no las de las personas que lo eligieron. La votación a favor del Presupuesto 2021 es un claro ejemplo de esta corrupción.

El Presupuesto fue aprobado de urgencia nacional con 115 votos a favor de manera opaca, contenía omisiones y anomalías graves y otorgó más espacios para la venta de favores y corrupción. En su redacción final, se aprobaron 99 mil 700 millones de quetzales y, junto con el Presupuesto, se aprobaron dos préstamos que suman 4 mil 908 millones de quetzales.

InstituciónVigente 2020Aprobado 2021Diferencia
Presidencia231225-6
Ministerio de Relaciones Exteriores597.7601.53.8
Ministerio de Gobernación5994.85901.9-92.9
Ministerio de Defensa2646.52630-16.5
Ministerio de Finanzas381.2375-6.2
Ministerio de Educación17783.518690.1906.6
Ministerio de Salud9823.29909.686.4
Ministerio deTrabajo802.2753.6-48.6
Ministerio de Economía2803.4442.7-2360.7
Ministerio de Agricultura1765.41703.8-61.6
Ministerio de Comunicaciones6777.48713.21935.8
Ministerio de Energía y Minas8195.214.2
Ministerio de Cultura y Deportes623588.5-34.5
Ministerio de Ambiente142.3185.643.3
Ministerio de Desarrollo7509.11462-6047.1
Fuente: tabla elaborada por Soy502. shorturl.at/fjFSX

Ese Gasto se financiará con Ingresos Tributarios por Q63 mil millones, dejando un déficit de deuda interna por Q24 mil 157 millones que se contratará con la venta de Bonos del Tesoro en bancos locales y con Préstamos internacionales por Q6 mil 915 millones. En total, el déficit presupuestario y los dos préstamos aprobados sumarán 35 mil 980 millones de quetzales que el Estado no tiene y el pueblo deberá pagar con altos intereses en las próximas generaciones.

Esa deuda representará unos 2 mil 85 quetzales por cada guatemalteco considerando que habemos 17.25 millones de habitantes en el país. Casi un salario mínimo de cada persona viva en el país servirá tan solo para pagar el déficit de un año del Presupuesto.

Como liberal con conciencia social siempre he tenido una preocupación con los déficits gubernamentales excesivos y el efecto de la deuda acumulada que podría llevarnos entornos financieros inestables y una calidad de vida devaluada para las generaciones futuras. En el caso de nuestro Presupuesto esto es  aún más preocupante pues el mismo no fue elaborado pensando en sacarnos de la crisis actual causada por la pandemia de Covid-19 sino que, además, no ha sido elaborado pensando en inversión para el desarrollo y la reestructuración del Estado en aras de una reducción de sus gastos administrativos y burocráticos. El Presupuesto 2021 incluso aumenta 215 millones de quetzales para gastos de alimentación de corruptos y la construcción de un edificio más para el Congreso y otorga 13 millones de quetzales para el mantenimiento del parasitario Parlamento Centroamericano que debería de desaparecer.

Nuestro país requiere de un comportamiento fiscal más responsable mediante el control del gasto deficitario y la acumulación de deuda. Para esta discusión la Escuela Austriaca ha dado importantes aportes a la discusión respecto al análisis del déficit desde este ángulo de escasez y coordinación en el mercado. El primero en hacerlo fue Ludwig von Mises que refutó la viabilidad de una economía socialista y le siguió Friedrich Hayek y Murray Rothbard con sus análisis de la estructura de las fuerzas de coordinación del mercado que son el sostén de la ley de la Oferta y Demanda y del proceso de establecimiento de precios en el mercado.

Las fuerzas son los procesos y toma de decisiones de mercado que coordinan la actividad entre ahorrantes e inversionistas y consumidores y productores. En conjunto, todas estas fuerzas macroeconómicamente se sustentan en un principio fundamental: el ahorro de recursos escasos.

Sabemos que el denominador común de toda actividad económica es el hecho de que el hombre actúa de forma racional en la mayoría de las ocasiones y que los agentes del mercado individuales emplean ciertos medios para alcanzar fines preferidos. Los individuos, que poseemos escalas de utilidad subjetivas y escatológicas, utilizamos los escasos medios de producción para fines específicos que elegimos en base a nuestros deseos y necesidades. Los individuos a nivel micro, lo hacemos para intentar eliminar una necesidad o malestar y conseguir una mejor situación a la que teníamos anteriormente.

El proceso continuo de asignación de recursos en toda la sociedad es simplemente un agregado del cálculo continuo que tiene lugar de forma individual entre los 17 millones de personas que vivimos en este país y que, a su vez, afectado por las decisiones que toman los habitantes en todo el mundo. Estas acciones individuales se coordinan a escala macroeconómica mediante el proceso de fijación de precios con la oferta y demanda y mediante la división del trabajo. Así, los empleados son recompensados con un salario y los productores son recompensados ​​o castigados con ganancias o pérdidas.

Así, los efectos que tendrá el impacto del gasto público del Presupuesto de Guatemala solo pueden evaluarse adecuadamente en el marco de la coordinación del mercado y cómo la inversión socializada deberá ser justificada para que los resultados de la inversión sean mejores que el resultado que se habría producido si esos mismos recursos hubieran sido economizados por los individuos en el mercado. El incremento cada año de los gastos operativos y administrativos del aparato burocrático en Guatemala que no servirá mejorar la situación de la sociedad guatemalteca no se justifica desde el análisis de la economía de mercado.

El gobierno no se enfrenta a las mismas limitaciones ni a las mismas motivaciones cuando gasta tal y como nos ocurre a los empresarios y asalariados en el mercado. Siguen aprobando presupuestos deficitarios que no van enfocados en mejorar la vida de los guatemaltecos y en asegurar el cumplimiento de las obligaciones constitucionales de cada uno de los entes de gobierno. El país es cada vez más pobre, cada vez más vulnerable al cambio climático, cada vez más presa de la impunidad y corrupción por capitalistas irracionales e sin ética y no contamos con un plan de fomento al desarrollo empresarial fundamentado en la cero tolerancia con la corrupción.

El gasto público del Estado no es un método para mejorar la economía del país, ni es un método para emplear recursos supuestamente inactivos. El resultado del gasto público es la pérdida de oportunidades y, una vez más, el costo es la ganancia que se habría producido si se hubiera permitido la economización menos el resultado del gasto público. Desafortunadamente, el gasto público causa más daño que bien porque redistribuye los medios de producción hacia la consecución de fines, no solo  inferiores a los que como individuos dirigiríamos esa inversión privada, sino que estará redistribuyendo los escasos medios de producción para alimentar a un grupo de corruptos, que vende prebendas corruptas, en oficinas de gobierno corruptas y que enriquece a personas privadas corruptas que, con los millones que han robado, pueden escapar a vivir a Miami y vivir y pagar fianzas en efectivo sin quedarse un centavo más pobres por tanto dinero corrupto que robaron del país. ¡Guatemala, Basta ya!