Agenda 2030: ODS14

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El Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS, por sus siglas) tiene como meta Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible. Este ODS se enfoca en la protección de los océanos, la vida marina y el fomento de la adaptación y resiliencia en los territorios costeros para reducir la contaminación que se genera.

El ODS14 es muy amplio y no se conecta solamente con las ciudades costeras sino también con las cuencas hidrográficas por las cuales descienden los ríos de agua dulce hacia los océanos. Actualmente, los ríos son una de las principales fuentes de contaminación y el ODS14 busca que los países establezcan programas de manejo y gestión de los residuos sólidos y líquidos que son vertidos en ríos, lagos y océanos.

La protección de los océanos también aspira a velar por que se mantenga el balance de la vida marina y la protección de las especies de flora y fauna que habitan los mares. Entre el 70-80% del oxígeno que respiramos proviene de los océano y es el mar –y no las selvas tropicales que sólo producen entre el 20-30%– y en el mar se encuentran los mayores productores de oxígeno. El océano produce oxígeno a través de las plantas fitoplancton, del plancton y las algas marinas. Estos seres vivos producen oxígeno como un subproducto de la fotosíntesis, un proceso que convierte el dióxido de carbono y luz solar en azúcares que el organismo utiliza para obtener energía.

Imagen de SeaWiFS que muestra la concentración de clorofila-a en el mar frente a la costa de Florida. Las grandes concentraciones visualizadas por el color rojo indican brotes de algas.
Fuente: NASA

La protección de este sensible balance marino es estudiado por los científicos porque el incremento del calentamiento de los océanos es una de las principales causas de destrucción y desertificación de los océanos. Desafortunadamente, en el año 2023 se alcanzaron records históricos de incremento de la temperatura de los océanos marinos y los científicos explican que el mundo está ante una de las mayores “deforestaciones” de los pastos marinos y áreas de coral. El jueves 17 de agosto de 2023, los científicos de la NOAA brindaron una sesión informativa sobre cómo el aumento de las temperaturas oceánicas cálidas sin precedentes han estresado, blanqueado y, en algunos casos, matado a los corales dentro de las 3800 millas cuadradas del Santuario Marino Nacional de los Cayos de Florida. Este caso se ha observado también en los demás océanos del planeta.

Área máxima de alerta mundial por satélite de NOA de 5 km de decoloración de corales en lo que va del año. Desde enero al 18 septiembre 2023

A los arrecifes de coral se les denomina “selvas tropicales del mar” y junto a los pastos marinos de algas son habitados por una increíble biodiversidad. Estas zonas proporcionan beneficios vitales como parte de los ecosistemas marinos al sostener hábitats para la vida marina, amortiguar los impactos dañinos de las tormentas en las comunidades costeras y apoyar las economías locales a través del turismo y la pesca. La protección de estas zonas es uno de los principales objetivos de los ODS y la responsabilidad involucra a todos los países del mundo (incluso aquellos sin acceso a los océanos). La protección de los océanos en los países del sur global también invoca a través de la Agenda 2030 que los países ofrezcan educación y financiamiento para que los pueblos pesqueros mejoren sus prácticas, reduzcan los desperdicios y establezcan zonas marinas de seguridad y protección de especies amenazadas. Asimismo, se aspira a que los países del norte global establezcan mayores regulaciones en las industrias globales de pesca para facilitar la transición hacia industrias de pesca sostenibles. Al año 2020, como se observa en las siguientes gráficas más del 79% de la pesca global ya se realizaba según la definición de pesca sostenible. La pesca sostenible es aquella en que cada país pesca los máximos establecidos por cada territorio, permitiendo a los pescadores captar la mayor cantidad de peces posibles sin poner en riesgo la reproducción y estabilidad de las poblaciones pescadas. A pesar de esta mejora en las prácticas pesqueras, aún existen amplias zonas de pesca ilegal y pesca de especies marinas en peligro de extinción.

Los ODS son parte de una agenda compartida entre todos los países y funcionan como una herramienta común para alcanzar indicadores globales de mejora de las condiciones de vida para todas las personas. Guatemala se ha comprometido con sus ciudadanos y con los países del mundo para alcanzar en alianza los 17 ODS y los futuros gobiernos deberán velar por el alcance de estos compromisos. Reducir la pobreza mediante acciones legislativas, inversión estatal y privada y mediante programas de gobierno con impactos multidimensionales serán necesarios para mejorar las condiciones de vida económica y de salud, alimentación, educación, vivienda y acceso a los servicios básicos.

Aumento de temperatura y resiliencia urbana

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Mucho se ha hablado en las últimas semanas del incremento de la temperatura de los océanos y del planeta en general (ver noticia). Esta preocupación no ha sido para menos ya que un calentamiento superior a los 1.5 °C amenazaría con destruir una gran cantidad de los arrecifes de coral del planeta y causaría pérdidas de las cuales no habría un punto de retorno a las condiciones actuales de nuestros océanos. Como consecuencia, este calentamiento impactará en el derretimiento de los polos y tendría impactos directos en los cambios de las temporadas de lluvia y sequía y también afectaría las condiciones e intensidad de los ciclones y huracanes.  

Ante esta situación, implementar acciones de resiliencia climática implican acelerar acciones para frenar los impactos del cambio climático (más y mayores incendios, sequías, inundaciones, tormentas, entre otros) y evitar que los impactos empeoren en las zonas más pobres y vulnerables del planeta. Cuando hablamos de resiliencia, debemos aspirar a construir una sociedad que tenga las herramientas para enfrentar los cambios climáticos extremos y continuar reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.

Para conseguir la resiliencia, tomemos por ejemplo la temperatura record alcanzada el día de hoy en Europa por arriba de los 40 grados Centígrados y las acciones que una sociedad debe tener a disposición de su población:

  • Cuidado y ampliación de espacios verdes en zonas urbanas.
  • Protección y cultivo de áreas boscosas y prevención de incendios forestales.
  • Construcción de áreas techadas en zonas de alto tránsito peatonal para proteger a la población.
  • Provisión y acceso de agua pública potable para el acceso de la población y campañas educativas de prevención de la deshidratación.
  • Reducción del congestionamiento vehicular y la emisión de gases de efecto invernadero.
  • Protección de las especies de flora y fauna que estén en peligro de extinción y de ser afectadas en zonas locales por el cambio climático.

Como se observar en la siguiente gráfica, el incremento y mantenimiento continúo de temperaturas altas acelera la desertificación de las zonas más pobladas. Como en el caso de Europa de la siguiente gráfica, se proyecta una aceleración del proceso de desertización y extensión del desierto del Sahara hacia las costas europeas del mar Mediterráneo. De continuar este proceso, la escasez de alimentos y agua se incrementará en toda la vertiente mediterránea a lo largo de más de 14 millones de hectáreas del sur, centro y este de Europa. (Fuente: Climate Impacts in Europe, the JRC PESETA II project, 2014. Data from Dosio and Paruolo 2011 and Dosio et al, 2012).

La resiliencia requiere que, como primer paso, aceptemos la realidad en la que nos encontramos con climas cada vez más extremos y movimientos de temperatura en todo el mundo y que afectarán la forma en la que todos los seres vivos sobrevivimos en nuestro planeta. En el caso de América Latina, la resiliencia es aún un tema más complicado debido a que los gobiernos no cuentan con las fuentes de financiamiento de programas nacionales de resiliencia para las industrias agrícolas, la provisión de agua y alimentos a poblaciones vulnerables, control de desertificación, programas de reforestación y protección de especies de flora y fauna en peligro.

Desde 1880 la temperatura global promedio de la Tierra ha aumentado al menos 1,1°Centígrados (1,9 °F) y los incrementos se han acelerado como resultado del consumo de combustibles fósiles por la humanidad. Ante esto, desde las últimas décadas se ha buscado fomentar la innovación en procesos circulares de diseño y transición hacia nuevas industrias que, en línea con los análisis de ciclo de vida de las materias primas, reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.

Según se observa en la siguiente infografía de VisualCapitalist, desde 1979 a la fecha se ha producido la mayor parte del calentamiento global con un aumento de las temperaturas de 0,15 a 0,20 °C por década. Las proyecciones para la década de 2020 a 2029 actualmente están por encima de los 1.5 °C propuestos por el Acuerdo de París y como resultado, los planes de resiliencia para los países en vías de desarrollo y de las economías emergentes requerirán un mayor trabajo para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4) que están siendo creados por industrias en Asia, Europa y Norteamérica principalmente.