La procesión del Kanamara Matsuri


La procesión del Kanamara Matsuri se realiza cada primavera en la ciudad de Kawasaki, Japón. A esta actividad religiosa llegan miles de japoneses de todos los rincones del país y a los medios occidentales siempre les gusta publicar fotos del curioso evento.

La procesión pertenece al Santuario Kanayama de la religión Sintoísta; porque procesiones las realizan distintas religiones aparte de la católica para quienes no lo sepan.  Las procesiones son un invento religioso mucho más antiguo que el cristianismo y han sido utilizadas para recorrer de un lugar a otro a distintos dioses, espíritus y símbolos venerables. Su valor histórico pertenece a toda la humanidad y su evolución es una respuesta a las necesidades religiosas y espirituales de cada época.

Así, la procesión del Kanamara Matsuri es una respuesta histórica que evolucionó en un templo en uno de los países con la más grande reputación por ser “modestos” y con “buenos modales”. La cortesía y respeto, a veces excesivo, de la cultura japonesa es por todos conocida y su efecto en el largo plazo ha resultado en que se busquen ventilar sentimientos y emociones de manera pública disfrazados en rituales religiosos con una connotación política, socio-cultural y sexual.

Las procesiones del festival sintoísta están entronizadas por penes de distintas formas y materiales que son cargados en santuarios portátiles llamados mikoshi por la ciudad.  Los mikoshi son cargados por hombres y mujeres vestidos con abrigos tradicionales y algunos de los hombres van descubiertos en la parte inferior vistiendo solamente un fundoshi, ropa interior que parece un taparrabos de algodón.  La actividad no es un evento organizado por mercadólogos sino por sacerdotes de un templo local; sin embargo, su éxito ha llegado hasta nuestro continente y cada vez atrae a más extranjeros para participar de la actividad.

Como ven, incluso los conservadores y tradicionales japoneses han encontrado en este festival una razón para celebrar un órgano creador de vida que para los religiosos sintoístas tiene una cercana conexión con la existencia de nuestra vida en este planeta y, por eso, lo veneran y pasean en procesiones. Los penes que salen en procesiones simbolizan una leyenda en la que una mujer fue capaz de vencer a un demonio celoso que le impedía tener hijos y continuar poblando el mundo.

Les comparto esta historia para que primero entendamos que las procesiones no son una particularidad de la religión católica sino son una expresión más de las miles de expresiones religiosas que existen.  También, les comparto esta historia porque nos pueda ayudar a entender cómo las procesiones son también un producto de la época que evoluciona con su gente y su filosofía de vida. Hace doscientos años los católicos eligieron decorar y vestir sus procesiones con ciertas influencias culturales e históricas que lo notemos o no ya han ido cambiando por quienes ahora organizan estas actividades. Sin embargo, las procesiones no son propietarias de una religión en particular y ya han aparecido nuevas formas de celebrar en procesiones otros dioses, espíritus y símbolos que deben de ser tolerados como expresiones de un sentimiento de la época.  Para finalizar, la desnudez es un tabú que debemos discutir y superar como población y debemos respetar a quienes deciden desnudarse o proyectar un sentimiento en órganos reproductivos como el pene sintoísta o la vagina de un grupo de feministas.

Somos un mundo muy diverso que debe coexistir en paz, respeto y tolerancia sin violentar los derechos de libertad de expresión, y de libertad de culto y pensamiento aún de quienes piensan distinto de nosotros.

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