Shylock después del juicio, una ilustración para El mercader de Venecia. Ejemplo de un estereotipos discursivo con el que se ha representando al pueblo judío
Uno de los versículos bíblicos más atingentes a comprender el poderoso rol de la palabra sobre la acción humana es Proverbios, 18:21 que lee “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto”. De las palabras hechas verbo se ha construido el lenguaje que ha permitido configurar ideologías e identidades de poder social en las cuales surge la teoría del Análisis Crítico del Discurso (ACD, por sus siglas) sobre el cual Ruth Wodak y Michael Meyer presentan el libro “Métodos de análisis crítico del discurso”. El ACD se origina en el trabajo de lingüistas que exploraron la relación existente entre el lenguaje, el poder y las estructuras sociales que parten del reconocimiento del poder de la palabra para modificar el comportamiento de uno o varios individuos. En el lenguaje que se utiliza según indican los autores, se esconden estructuras de poder e ideologías de los sujetos actuantes que actúan siempre bajo una ideología y dentro de dinámicas de poder incrustadas en el discurso. Así, la acción dentro del contexto social en el que se interactúa tendrá una contribución que formará una sociedad, sus normas, las conductas y las legislaciones. A la vez, también el lenguaje y la ideología detrás de este tendrá un poder sobre la no creación o prohibición dentro de una sociedad de aquellas ideas y conceptos no compartidos por una ideología o por los sujetos que detenten el poder. Según Wodak y Meyer el lenguaje es un eje central del estudio del ACD y cita a Habermas exponiendo que el lenguaje “es también un medio de dominación y una fuerza social. Sirve para legitimar las relaciones del poder organizado, En la medida en que las legitimaciones de las relaciones de poder, r, .. ] no estén articuladas, [ … ] el lenguaje es también ideológico” (Habermas, 1977, pág. 259). En este proceso de acción del lenguaje, el discurso involucra la participación de diversos actores y también de diversas disciplinas que interactúan para la conducción de un discurso específico que es utilizado por los actores para dominar y dividir a la sociedad en grupos.
Junto con el lenguaje hablado, la palabra escrita es también uno de los principales motores de la acción y Wodak y Meyer explican que los textos escritos son también un medio fundamental para la construcción y crecimiento de las ideologías e ideas dentro de una sociedad y para que, los actores en el poder continúen su dominación sobre los otros. Los textos son una herramienta que según Wodak y Meyer ha permitido a los humanos moldear sus ideologías y relaciones de poder de acuerdo con las dimensiones históricas detrás de las cuales eventos han pasado para pueblos que comparten los mismos idiomas y que incluso llegan, gracias al idioma, a distinguirse entre ellos mismos de los otros. De esta manera, el idioma fue la causa principal por la cual las actuales naciones en Europa se establecieron y no debido a la geografía o las migraciones a las que muchos pueblos se vieron forzados. El idioma de un pueblo funcionó para estructurar y construir las identidades sociales y como explican Wodak y Meyer, la etnicidad, el género y la nacionalidad de un pueblo constituyeron pueblos y marginaron a otros pueblos. Así, las relaciones de poder dentro de estas sociedades permitieron constituir una historia común para algunos miembros de los grupos.
El análisis del ACD permite estudiar las estrategias que actualmente utilizan los políticos para manipular la opinión pública, construir narrativas y legitimar sus acciones. Es en este estudio de los actores y de sus discursos que una compleja ideología y prácticas lingüísticas permiten propagar y popularizar ideas a través del lenguaje. Por lo cual, el continúo estudio de las teorías del discurso, permitirán al estudioso comprender cómo la evolución de las tecnologías de la comunicación influencia el discurso en la opinión pública y estructuran la formulación de nuevas políticas y dinámicas sociales en el siglo XXI. Asimismo, el estudio del ACD es una herramienta que permite a las personas comprender los mensajes ocultos detrás de los discursos políticos, exponer el racismo y las desigualdades y comprender las formas enmarañadas en que el lenguaje que utilizan las personas en el poder puede llegar incluso a cambiar la forma de nuestro mundo en pro de la vida o de la muerte.
La movilización social y el poder de agentes políticos de movilizar a grupos de personas en la búsqueda de objetivos comunes ha sido uno de los temas más estudiados y discutidos en los últimos siglos. Este tema que lleva tanto tiempo siendo discutido pareciera ser cada día menos entendido y, entender las causas y motivos detrás de la movilización social, ha sido algunas de las principales preocupaciones de quienes ocupan el poder y, también, uno de los principales intereses de quienes algún día quisieran ostentarlo.
Viñeta política de 1884, que representa a los ricos plutócratas en un banquete mientras una familia humilde pide limosna.
En los gobiernos democráticos desarrollados en Occidente durante los últimos dos siglos, la movilización de las masas ha sido uno de los principales vehículos de legitimación de la caída o ascenso de regímenes y aún hoy en día, los analistas que realizan aproximaciones al estudio de estos momentos históricos suelen quedarse cortos en el análisis y correlación de variables que tan complejos fenómenos representan.
La revisión histórica de los aportes que, desde distintas ramas académicas, se han presentado para comprender las raíces de los movimientos sociales del siglo XX y cómo surgieron sus raíces en un territorio limitado a Europa Occidental y Estados Unidos en el s. XVIII y XIX es un punto de inicio para entender la evolución de las posturas políticas e ideológicas que hoy en día se discuten en nuestros países y que nos permitirán comprender las dinámicas de poder en el siglo XXI y las fuentes subyacentes del conflicto en las sociedades occidentales.
Conflicto en Perú. 2018.
Para aproximarnos a la teoría de los conflictos, es fundamental partir comprendiendo que el conflicto es parte intrínseca de cualquier organización social y este es un vehículo de cambios y transformaciones sociales en constante evolución. Algunos de los autores que más han contribuido a este estudio son autores muy importantes como Karl Marx, Max Weber, R.K. Merton, Mancur Olson, Charles Tilly, Georg Simmel y W.E.B. Du Bois, entre otros. Y leerlos a todos y comprenderlos es una tarea maratónica que los académicos tenemos frente a nosotros día con día conforme más y más conflictos se desarrollan en todos nuestros países.
Partiendo de las aproximaciones han realizado muchos autores sobre el conflicto quisiera arrancar con los aportes ofrecidos por Karl Marx en el s. XIX y cómo sentó las bases de la Teoría del Conflicto analizando la manera en que nacía la lucha de clases, la movilización organizada y el apoderamiento de los factores económicos en la configuración de la sociedad que se estudiaría. En base a estos conceptos, cada estudio de una sociedad en conflicto según Marx permitiría analizar cómo las sociedades se caracterizan por conflictos de clase inherentes entre la burguesía dominante (la clase capitalista) y el proletariado (la clase trabajadora).
Ante estas crisis inherentes, Marx explicaba que los conflictos surgen en cualquier sociedad (independientemente de su cultura) debido a la distribución desigual de la riqueza y de los recursos y que, como gasolina, eran el combustible que impulsaba los cambios sociales y el conflicto. Según Marx, las revoluciones son una consecuencia natural de estos conflictos, que conducen al derrocamiento de la clase dominante y al establecimiento de una sociedad más equitativa.
Construyendo en las ideas de Marx, Max Weber amplió sus aportes al enfatizar la importancia del poder, de quién ejerce la autoridad y de cómo se conforma la burocracia para comprender los conflictos dentro de la sociedad. Weber observó que en las sociedades existen múltiples fuentes de conflicto, incluidas las disparidades económicas y además incluyó el rol social que factores como la religión, la política y la cultura ofrecen para contribuir a las tensiones sociales de los países. Según explicó Weber, los movimientos sociales surgían cuando los individuos o grupos se sienten marginados u oprimidos y se movilizan para desafiar las estructuras de poder existentes.
En base a estos dos grandes autores estudios siguieron importantes aportes que aún hoy en día nos permitirían profundizar en el análisis que distintos actores tienen en el desarrollo de los conflictos. Otros aportes fundamentales para entender el conflicto son los de académicos como el sociólogo Georg Simmel que contribuyó a la Teoría del Conflicto centrándose en el papel de las interacciones individuales en la configuración del conflicto y explicó cómo los conflictos surgen de las relaciones personales, las interacciones sociales y las dinámicas de grupo que podrían llegar a ser conflictos constructivos inclusive para el mejoramiento de una sociedad. Autores como Mancur Olson y Charles Tilly con sus teorías de elección racional y de la movilización de recursos y de oportunidades políticas son otros autores clave que nos permiten comprender cómo y por qué la gente se suma a los movimientos y qué buscan estas personas obtener a cambio de su participación.
Modelo de la mobilización revolucionaria según Charles Tilly
Estas acciones y decisiones (individuales y luego colectivas) suelen ser el resultado de análisis económicos racionales que hacen los individuos de forma aislada y que, sumados, consolidan objetivos que las elites dirigentes de los movimientos de protesta utilizan para capitalizarlos y convertirlos en demandas comunes con discursos que utilizan slogans atractivos como “lucha contra la corrupción”, “batalla contra la influencia extranjera”, “redistribución de recursos” y “justicia social”. Slogans anteriores que, a pesar de ser demandas racionales y necesarias, se convierten en la suma de lo que Olson llamaría incentivos selectivos que crean “toda una serie de compensaciones y, en su caso, coacciones, a los miembros del grupo para garantizar la cohesión.” y que, consolidados permiten crear las agencias detrás de los grandes movimientos en forma de nuevos partidos políticos, sindicatos, organizaciones civiles, entre otras que exigen metas colectivas con beneficios particulares.
Representación de W. E. B. Du Bois en la obra de teatro “Un hombre para todos los tiempos”
Al respecto, un ejemplo muy valioso para comprender las dinámicas existentes entre los movimientos sociales es comprender las dinámicas existentes entre la clase, el poder y la raza de los participantes. En el panafricanista W. E. B. Du Bois he encontrado importantísimos aportes para entender las dinámicas que vivimos en Hispanoamérica, en las obras de este sociólogo se estudian con detalle las relaciones de Clase-Raza-Poder y priorizó el rol que la desigualdad económica y social de un grupo racial, junto a su consecuente discriminación política y económica contribuyen a impulsar los conflictos y movimientos sociales que reclaman igualdad y derechos civiles. De sus estudios y aportes para consolidar la independencia de varios países africanos nos aportó muchísimas lecciones que deberíamos utilizar como herramientas para comprender el ritmo que vivimos en la sociedad postcolonial de Hispanoamérica donde la discriminación racial continúa siendo una norma en países como Bolivia, Guatemala y Perú. Entender estas relaciones y profundizar en los contextos históricos que cada movimiento social ha tenido, nos permitirá desde las áreas académicas donde ejercemos comprender un poco más de las Revoluciones y de los reclamos detrás de los movimientos sociales. Al analizar las dinámicas de poder, las disparidades económicas y las injusticias sociales en una sociedad podremos comprender las causas profundas del malestar social y empatizar con aquellas demandas desde las cuales podemos contribuir a resolver.
Los movimientos sociales que parecieran incrementarse en nuestros países son el resultado de lo que el importantísimo historiador y sociólogo Charles Tilly denominó “las oportunidades políticas” refiriéndose a ellas como “el surgimiento de un movimiento se encuentra condicionado por los signos de debilidad que muestren las autoridades o élites dirigentes, ya sea por existir divisiones internas o porque se les presuponga una actitud favorable a los objetivos del grupo movilizado.” y así, en la debilidad de un liderazgo que falla en la creación de los mecanismos de control sobre las masas a través de ventajas económicas, políticas o sociales es que surgen movimientos de intereses particulares exigiendo un espacio en la escena política como los movimientos de derechos civiles, los movimientos feministas y los movimientos LGTBIQ+, los cuales podrían examinarse a través de la lente de la teoría del conflicto para identificar los grupos involucrados, sus motivaciones y la resistencia que enfrentan por parte de las estructuras de poder existentes para construir consensos y establecer mecanismos de diálogo.
Obra de David Alfaro Siqueiros “Del Porfirismo a la Revolución”
Las revoluciones han sido el inicio de momentos de grandes cambios sociales y la teoría del conflicto es particularmente útil para comprender cómo se han desarrollado las dinámicas entre diferentes grupos de la sociedad que exigen un alto a la explotación física y económica, vejámenes políticos y opresión de derechos individuales, racismo y discriminación cultural, entre otras causas. Evitar sacar conclusiones a la ligera de estas complejas dinámicas es una herramienta para explorar los puntos de inflexión y cómo la suma de las ofensas se convierte en potentes catalizadores para la movilización masiva y la acción colectiva para dar lugar a nuevas formas de relaciones, de futuros conflictos, de paz y estabilidad y de nuevas formas de luchas por el poder.