Tiempos de incertidumbre: crisis económicas y búsqueda de soluciones en la era moderna

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El estudio de las crisis económicas ha sido uno de los principales campos de estudio y preocupación tanto de las ciencias económicas, como de las sociales, políticas e históricas. Desde sus áreas de experiencia y perspectivas, todos quienes se han aproximado al estudio de las crisis, sus causas y sus efectos han tenido distintas conclusiones, análisis de causalidad y propuestas para combatirlas y evitarlas. Durante décadas, sin embargo, las crisis económicas han continuado ocurriendo y resultando por y con las complejas relaciones creadas por la “mano invisible” del mercado que Adam Smith referenció como aquella en la que,

“El rico apenas consume más alimento que el vecino pobre. La calidad puede ser muy diferente y la preparación más delicada, pero, por lo que toca a la cantidad, es poca la diferencia. Pero compárese el espacioso palacio y la gran guardarropía del uno con la mísera choza y los harapos del otro y se hallará que la diferencia en albergue, vestido y ajuar es tan considerable en lo que respecta a la cantidad como a la calidad. El deseo de alimento se halla limitado en todos los seres humanos por la limitada capacidad de su estómago, pero el deseo de conveniencias, aparato mobiliario, ornato en la construcción, vestido y equipaje, parece que no tiene límites ni conoce fronteras”

Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (Adam Smith, 1776)

En estas circunstancias de infinitas relaciones humanas y ambientales, las economías capitalistas modernas han debido plantearse soluciones ante las crisis económicas que una y otra vez han afectado a la humanidad. Ante estas situaciones cíclicas, distintas teorías en torno a las causas de las crisis económicas y las propuestas han abundado como soluciones. Algunas generalidades que podemos observar de las crisis económicas es que se han compuesto por las fases de (a) expansión y auge económico; (b) el inicio de la crisis, como el momento en el que la expansión se detiene y empieza el declive; (c) la caída, depresión o contracción económica y (d) la recuperación de la actividad económica.

En la antigüedad, las crisis económicas eran catastróficas y sus efectos resultaban principalmente de efectos ambientales como las malas cosechas consecutivas, las plagas y los desastres naturales. Como consecuencia, el auge económico se detenía e inmediatamente se observaba una depresión generalizada que resultaba en el hambre, enfermedades y reducción demográfica significativa. Posteriormente, la recuperación lenta iniciaba con una reducción de la oferta y demanda de productores y compradores que habrían de reconstruir las condiciones mínimas de sobrevivencia para poder empezar a consumir. Las guerras, además, contribuían a estas situaciones sumando tiempo a la duración de las crisis o alargando la recuperación. Desde la antigüedad, estas condiciones de crisis han acompañado a las economías agrarias, feudales y mercantilistas y, con el advenimiento del capitalismo y la economía mixta, se incrementaron y pronunciaron las causas y los efectos que creaban ciclos cada vez más complejos y dañinos.

El triunfo de la Muerte de Pieter Brueghel el Viejo es uno de los mejores ejemplos del impacto de las crisis en la época medieval

Durante los últimos dos siglos, los grandes debates entorno a las causas de las crisis y sus recuperaciones han involucrado relaciones complejas entre los mecanismos de precios, la capacidad productiva, la creación de plusvalía y la insuficiente demanda efectiva de los bienes y servicios generados por quienes controlan los bienes de producción. Al respecto, el sistema económico capitalista ha funcionado en ciclos económicos de expansión y depresión inevitables y que, a pesar de ser postergables, su retraso ha implicado crisis y efectos económicos más amplios. Ante esto, propuestas macroeconómicas en las últimas décadas han propuesto políticas que fomentan las crisis económicas con el fin de “enfriar” las economías y reducir los impactos complejos de la famosa metáfora smithiana de la mano invisible en acción.

Las crisis han evolucionado y sus impactos se han globalizado. De la misma manera, sus efectos son cada vez más desastrosos e impactantes en la sociedad, el medio ambiente y la estabilidad política de los países y cada crisis es ahora un “parteaguas” de la historia misma y sus efectos son cada vez más funestos.

Pintura: La crisis económica en Creta. Autor:  Miki De Goodaboom

A pesar de que muchos filósofos, políticos y economistas han buscado explicar y entender los ciclos económicos, aún nos quedan muchas dudas y respuestas respecto al análisis ético que de las mismas se debe realizar para entender los medios a implementar con tal de perseguir ese fin último en que creen los defensores del capitalismo para alcanzar niveles ¿realmente anhelados? de un crecimiento económico por siempre expansivo y de auge en el que no haya límites económicos, de bienes de producción, de capacidad productiva o medio ambientales. Tal y como con los terremotos y huracanes, su predicción y previsión es aún imposible pero cada vez más contamos con herramientas de análisis desde distintos sectores académicos para profundizar en las causas subyacentes y en los mecanismos adecuados en cada contexto para ralentizar las depresiones y reducir los efectos negativos en las poblaciones más vulnerables y los ambientes más sensibles. La tarea de los países del sur global reside en preparar a sus burocracias y elites empresariales para comprender el rol social que sus actividades individuales tienen para contribuir a estas previsiones y reducir los daños en las poblaciones sensibles de ancianos, mujeres y niños que suelen ser los grupos más afectadas en cada ciclo.

Pintura: Un encuentro en el camino de la fantasía. Autor: Emmanuel Garibay. Orige: Filipinas. (1993)

De Keynes a Friedman

Los científicos tienden a indagar por respuestas cada vez más exactas y eficientes para la resolución de los conflictos que identifican en las teorías y postulados que predominan en sus campos. En la búsqueda por respuestas, las investigaciones que realizan los científicos pretenden describir la implementación de las teorías en la práctica y busca explicar cómo la investigación científica llega a conocer y explicar los procesos de la investigación. Al respecto, Thomas Kuhn se refería a estos procesos como paradigmas en los cuales existía un sistema de creencias y premisas que determinaban el actuar de la comunidad de científicos de una época. En ellos recaía partir del y en el paradigma y resolver preguntas a los problemas existentes para buscar nuevas soluciones que, potencialmente, dejarían a un paradigma vencido y caduco para dar vida a un nuevo paradigma científico.

Los descubrimientos realizados por los keynesianos ofrecieron respuestas que permitieron solucionar los efectos negativos de los ciclos económicos y la reducción en la demanda de los consumidores durante las crisis económicas. Además, esta revolución respondió a muchas preguntas que habían quedado sin resolver en la revolución ricardiana y los estudios de economistas marginalistas y neoclásicos en el siglo XIX. De la teoría de Keynes surgieron muchas propuestas económicas innovadoras y una de las más importantes fue la intervención del Estado mediante el gasto público como mecanismo de estimulación de la demanda agregada en momentos de crisis económica y sus impactos directos para reducir y eliminar el desempleo durante estos períodos. Esta propuesta, junto a los estudios de Keynes y sus colegas respecto a los problemas agregado de la economía, los efectos del desempleo y la falta de inversión, la reducción de la producción y del consumo y sus impactos en el ahorro.

Los temas anteriores, convirtieron a Keynes y sus colegas en los autores de las bases de la economía moderna y, como consecuencia de esta teoría revolucionaria, gobiernos en todo el planeta implementaron estas estrategias keynesianas de incremento del gasto público para estimular la producción, empleos e inversión en un mundo cada vez más globalizado. El éxito de la teoría parecía haber conseguido los más importantes avances en muchas décadas; sin embargo, en la misma teoría keynesiana se encontraban las razones por las que una contrarrevolución económica surgiría y debatiría el aparente éxito keynesiano refutando muchos de sus postulados.

La contrarrevolución económica del monetarismo surgió como un esfuerzo de científicos que crecieron y aprendieron de académicos de la generación de Keynes y buscaron demostrar, probar y refutar los postulados teóricos keynesianos enfatizando un problema que ni Keynes ni sus colegas pudieron resolver: el problema de la inflación. Ante esto, los monetaristas explicaban los efectos a largo plazo del gasto público keynesianos para estimular la demanda agregada y enfatizaba la necesidad de controlar el excedente de oferta monetaria que se creaba con el gasto público.

Sin embargo, el keynesianismo tenía vulnerabilidades teóricas a las que se sumó “la incapacidad de prescribir el antídoto efectivo contra la inflación y la sujeción de las nuevas generaciones de estudiantes y profesionales de la ciencia económica a un liderazgo obsoleto.

El surgimiento de la nueva teoría monetarista resultó por la obvia irrelevancia que había alcanzado la ortodoxia económica al no tener respuestas a los problemas reales del momento y por el nuevo camino que creó la misma teoría keynesiana para que el monetarismo surgiera como una respuesta convincente. Independientemente de las refutaciones y nuevos descubrimientos teóricos realizados por la generación de Keynes y posteriormente por la generación de Friedman, una cosa es cierta, y ambas teorías fueron revolucionarias para resolver los problemas que el siglo XXI continuaría enfrentando para resolver las crisis económicas y establecer estrategias a nivel nacional que permitieran frenar, un poco, las crisis de la demanda, el desempleo y la inflación. El keynesianismo por su parte continúa siendo una teoría que explica y permite enfrentar las recesiones económicas y el desempleo de una mejor manera. Mientras que el monetarismo nos ofrece las soluciones más adecuadas para reducir la inflación que surge posterior a las crisis de demanda. 

Actualmente continúan existiendo problemas económicos y sociopolíticos que hacen mucho más complejo el análisis de los economistas y académicos que intentan buscar soluciones para los efectos de los ciclos económicos y no tenemos aún respuestas definitivas. Es más, estos complejos retos del cálculo económico se vuelven en el siglo XXI aún más complejos con el surgimiento de la inteligencia artificial y las amenazas al empleo que los países desarrollados están enfrentando luego de la reciente crisis de la pandemia Covid-19.  Tan solo en 2022, la industria de tecnología y sistemas digitales enfrentó despidos de casi un millón de empleados que, según explican analistas, serán reemplazados por la inteligencia artificial que sustituirá a estos humanos y realizará un trabajo muchísimo más eficiente y competitivo en términos de costos. Según el artículo publicado por Zippia.com, se calcula que de 2022 a 2030 se podrían perder 73 millones de empleos tan solo en Estados Unidos, equivalentes a 46% del total de empleos existentes en USA, que serán reemplazados por la automatización e inteligencia artificial en un proceso que se aceleró por la pandemia Covid-19. Sin duda, al respecto de estos temas ni Keynes o Friedman pudieron predecir lo que ocurriría en el futuro. Probablemente, estamos ante las puertas de nuevos descubrimientos que acabarán con ortodoxias económicas que, tal y como explica Johnson, deberán desafiar la vieja sabiduría en económica con un enfoque científico superior y estimar nuevas y desafiantes relaciones empíricas.