
Para quienes trabajamos en equipos grandes conocemos de primera mano que el liderazgo individual es esencial para el trabajo en equipo efectivo. De hecho, sin un liderazgo efectivo, los equipos a menudo pierden el enfoque y la dirección, y el trabajo y la moral individual son los que pagan la factura.
Los diferentes enfoques de liderazgo funcionan igual de bien en los equipos pequeños, medianos o grandes. Cuando esté lanzando un equipo para un nuevo proyecto o reto, o si está en uno en este momento, piense cómo se aplican los enfoques de liderazgo en su propio entorno.
Conozcamos distintos tipos de liderazgo:
Liderazgo flotante. El liderazgo flotante es cuando diferentes miembros del equipo asumen el rol de liderazgo principal, dependiendo de lo que esté sucediendo en un proceso. En estos contextos, es necesario que todos conozcan las descripciones de puesto de los miembros del equipo claramente y que todos sepan quién está a cargo cuando el liderazgo “flota” en función de la experiencia necesaria en ese momento para esa tarea. Los miembros del equipo aprenden a hacer una transición perfecta de seguidor a líder a seguidor, lo que permite que la mejor persona para cualquier problema dado se mueva sin que haya conflictos o roces personales.
Liderazgo formal. El liderazgo formal es cuando alguien es asignado para estar a cargo del grupo. El líder puede ser un gerente de proyecto, un supervisor o incluso un líder externo. Los líderes de equipos formales efectivos saben cuándo se necesita una dirección clara, cuándo dejar ir y dejar que el equipo se desempeñe y cuándo apoyar al equipo sin intervenir mucho hacia un resultado de grupo colaborativo.
Liderazgo emergente. Los equipos de trabajo autodirigidos son populares en muchos lugares de trabajo y se están utilizando más y más. A veces, el equipo se reúne sin un anuncio formal de quién está a cargo. Estos grupos a menudo se autoorganizan y lo resuelven. Muchas veces, emerge un líder de equipo natural. Cuando el líder le gusta y respeta al líder, esto puede funcionar bien, proporcionando la estructura y la dirección que respalda la efectividad del equipo. En general, los diferentes enfoques utilizados por un líder formal también funcionan para un líder emergente. La clave es leer con precisión el equipo y ejercer las habilidades de liderazgo correctas en el momento adecuado.
Estos modelos se superponen y pueden coexistir uno con el otro. Un equipo puede tener un líder formal, pero ese líder alienta a los líderes emergentes o flotantes a afianzarse. El liderazgo emergente puede convertirse en un liderazgo flotante regular a medida que las necesidades del proyecto cambian con el tiempo.
Ahora, piensen en los equipos en los que han estado o en los que están actualmente.
¿Quién ha cumplido qué roles, cuándo y cuán diferentes eran esos roles? ¿Qué salió bien? ¿Qué no salió bien? ¿Con qué estilo te sientes más cómodo? ¿Cómo puedes modificar tu propio estilo para servir a los equipos que lideras o en los que estás?
El liderazgo efectivo y el trabajo en equipo exitoso van de la mano. Reconocer estos modelos de liderazgo general ayuda a resaltar las diferentes habilidades que se necesitan en diferentes momentos, todo con el objetivo de mejorar la dinámica del equipo y lograr los resultados de la organización.
En un equipo de trabajo, la comunicación debe ser fluida, espontánea y natural. Los sentimientos deben expresarse con respeto a la intimidad y prestigio de cada participante. Las diferencias de estilo, la forma de comunicar, y los enfoques personales, no deben constituir una interferencia, sino más bien una oportunidad para enriquecer la unidad del equipo.