Salud no es ausencia de enfermedades, es bienestar

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En el curso del doctorado en Desarrollo Sostenible que estudio actualmente, explicaba el doctor Luján Lunsford cuáles eran los retos socioeconómicos y culturales de buscar soluciones a la situación de la salud en Guatemala. Muy claro fue su análisis para explicar que la salud no es ausencia de enfermedades. Especialmente, en países como Guatemala con tan compleja geografía, clima, cultura y sistemas económicos. De esta sesión sale este breve artículo para meditar.

La salud, tradicional e históricamente definida como la ausencia de enfermedad, es una interpretación estrecha que no logra captar ni la complejidad del bienestar humano ni el difícil recorrido humano de las ciencias de la salud que se han enfocado en enterrar pacientes. Particularmente en países tropicales como Guatemala, esta visión limitada pasa por alto la naturaleza multifacética de la salud. Un enfoque más integral considera factores que tienen al centro una visión de análisis global y de desarrollo sostenible. Estos factores deberían de analizar las interrelaciones de factores físicos, mentales, sociales y ambientales, reconociendo que la salud es una interacción intrincada de varios elementos que contribuyen al bienestar general de un individuo. Esta perspectiva holística es crucial para abordar los desafíos únicos que enfrentan las regiones tropicales, donde factores como el clima, las condiciones socioeconómicas y el acceso a la atención médica desempeñan un papel importante en los resultados de salud y en los subsecuentes estilos de vida que requieren del uso de productos químicos, fertilizantes y pesticidas que protejan los cultivos y permitan llevar los alimentos a las mesas de Guatemala y de Europa.

Una visión holística de la práctica del principio de Bienestar en el uso de la tecnología yasegurar beneficios económicos y a la salud de los humanos y del planeta

Los desafíos en los países tropicales

En Guatemala, el clima tropical crea un conjunto único de desafíos de salud, incluida la prevalencia de enfermedades transmitidas por vectores como la malaria y el dengue y que se han agravado con el surgimiento del Covid y sus variantes. Sin embargo, abordar estas enfermedades por sí solo no es suficiente para fomentar una población sana. ¿Pero qué es una población sana? Una definición común es la de “aquella que consigue disponer de bienes suficientes para sobrevivir y crece con el excedente que se genera entre lo que produce y lo no consume en mantenimiento, sino lo invierte en su crecimiento.”

Las altas tasas de desnutrición, el acceso limitado al agua potable y el saneamiento inadecuado también afectan significativamente la salud y dificultan identificar qué es una condición “normal” de salud humana. Además, las disparidades socioeconómicas exacerban estos problemas, dejando a las comunidades marginadas particularmente vulnerables y en la mayoría de los casos fuera de los indicadores y encuestas nacionales de condiciones de vida. Por lo tanto, un enfoque holístico de la salud en Guatemala debe abarcar una gama más amplia de determinantes, incluyendo no solo la nutrición, la educación y los servicios sociales sino la felicidad y la estabilidad emocional.

¿Pero qué es el bienestar?

El bienestar implica múltiples dimensiones, cada una de las cuales contribuye a la salud general de las personas y las comunidades. El bienestar físico es fundamental y abarca una nutrición adecuada, ejercicio y acceso a atención médica. Es un proceso intergeneracional de familias que han mantenido condiciones de buen vivir y les han asegurado visiones de vida en las que la enfermedad es resultado de situaciones excepcionales. La salud mental es igualmente importante y requiere sistemas de apoyo para el estrés, la ansiedad y otras afecciones psicológicas y la vida de bienestar implica un amplio cuidado por la salud mental como por la salud física.

El bienestar social implica la calidad de las relaciones y el apoyo comunitario, que son esenciales para la salud emocional y mental de forma continuada y retroactiva. La salud ambiental considera el impacto de las condiciones de vida, como el aire y el agua limpios, la vivienda segura y los espacios verdes. La estabilidad económica y las oportunidades educativas también desempeñan un papel crucial a la hora de permitir que las personas lleven una vida sana y plena.

Fotografía de un retiro de yoga ubicado en el lago de Atitlán, Guatemala

En estas condiciones, ¿qué requisitos deberían de cumplir nuestras sociedades para vivir en bienestar?

Crear una sociedad que promueva el bienestar integral requiere un enfoque multifacético. En primer lugar, es necesario fortalecer los sistemas de salud para brindar servicios integrales que vayan más allá del tratamiento de enfermedades e incluyan atención preventiva, apoyo a la salud mental y educación sanitaria. En Guatemala, esto significa mejorar la infraestructura de atención médica, capacitar a más profesionales de la salud y garantizar el acceso equitativo a los servicios en las áreas urbanas y rurales. Ir más allá de cuidar la salud por el afán de la salud no es suficiente y requiere de una planeación de largo plazo que permita construir las condiciones mínimas de bienestar intergeneracional. Esto implica la contribución estatal constante y enfocada en la reducción de las desigualdades y la construcción de sistemas de servicios públicos que construyan ambientes seguros, espacios verdes y zonas de reunión culturales y sociales.

Importancia de las políticas sociales y económicas

Las políticas sociales deben abordar las causas profundas de las disparidades en salud. Esto incluye implementar programas para combatir la desnutrición, mejorar el agua y el saneamiento y brindar educación y oportunidades económicas. Por ejemplo, los programas de nutrición comunitarios pueden ayudar a abordar la malnutrición, mientras que las inversiones en educación pueden dotar a las personas de los conocimientos y habilidades necesarios para mejorar su salud y sus medios de vida. Las políticas económicas deben apuntar a reducir la pobreza y proporcionar redes de seguridad social, asegurando que todos los ciudadanos tengan los recursos necesarios para mantener su salud. Repensando la salud, los hospitales deberían de dejar de funcionar como centros de captación de enfermos y convertirse en centros de integración social y de participación de la comunidad que sumen a un bienestar integral de las comunidades. En sociedades con mayor bienestar, es muy común ver hospitales rodeados de plazas, jardines y puntos colectivos de reunión y de transporte. El hospital en estos lugares se convierte en una institución de construcción social y no de obnulación y alienación como suele ocurrir con los hospitales que vemos se construyen aún hoy en día con altos muros, barrotes y territorios alejados del acceso de las personas “sanas”.

La salud en países tropicales como Guatemala no puede abordarse adecuadamente centrándose únicamente en la ausencia de enfermedades. Decir que quienes vivimos en estos países vivimos “sanamente” requiere de una comprensión y de un enfoque holístico que abarque el bienestar físico, mental, social y ambiental como factores esenciales para redefinir las condiciones en las que vivimos.

Al fortalecer los sistemas de salud, implementar políticas sociales y económicas integrales, involucrarnos más en nuestras comunidades y promover la gestión ambiental de los recursos naturales que compartimos, Guatemala puede crear una sociedad que apoye el bienestar integral y nos permita a todos prosperar en comunidad. Lograr esto no es difícil siempre y cuando se cuente con una voluntad comunitaria unificada en construir estas condiciones de vida. Lograr el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida en general debe partir por construir sociedades que vivan realmente sanas y en bienestar.

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Agenda 2030: ODS11

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (ODS, por sus siglas) tiene como meta que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Este ODS involucra se alcancen las metas de toda la Agenda 2030 en conjunto para asegurar que las poblaciones urbanas y en desarrollo de urbanizarse cumplan desde su diseño con ofrecer servicios públicos y privados accesibles para todas las personas, que sean diseñados para ser resilientes ante el cambio climático y que fomenten el uso sostenible de los recursos energéticos.

En países del sur global donde contamos con estados débiles y falta de acceso a recursos públicos para invertir. Se debe abordar la sostenibilidad como desafíos que requieren acciones desde distintas áreas y actores ya que se requiere de la cooperación del gobierno municipal y del gobierno nacional, de empresarios y ciudadanos y de los países donantes del norte global. Es muy importante que en Guatemala se adapten estrategias globales a nuestras necesidades específicas con poblaciones vulnerables, especialmente mujeres y niños de grupos indígenas, para conseguir una verdadera inclusión, participación comunitaria y desarrollo de capacidades en el lago plazo.

Retos para crear ciudades sostenibles en Guatemala:

  • Recursos limitados: Guatemala cuenta con pocos recursos financieros y capital humano preparado muy limitados para invertir en infraestructura, tecnología y prácticas sostenibles. Se requiere que el gobierno invierta más y mejor el erario público para crear planes sostenibles de largo plazo.
  • Infraestructura: la infraestructura inadecuada y obsoleta en Guatemala y la falta de sistemas de transporte público, limpieza y extracción de basura y el suministro de agua y energía para todos por igual es uno de los principales retos del país para conseguir crear entornos urbanos sostenibles y resilientes.
  • Urbanización: Guatemala ha tenido un inmenso crecimiento de su mancha urbana y desde hace algunos años más de la mitad de la población del país vive en zonas urbanas. Este crecimiento no se desarrollo a la misma velocidad que la infraesctructura y controles sanitarios adecuados. Como resultado, ahora necesitamos mejorar la infraestructura existente y reducir las condiciones de falta de suministro de agua, luz, insalubridad y hacinamiento en las zonas pobres y reducir la contaminación ambiental.
  • Asentamientos informales: Según la SEGEPLAN al 2014 había más de 250 asentamientos precarios donde habitaba casi un millón de personas. Estos sectores de la población no cuentan con viviendas sans y seguras yt ampoco con servicios públicos adecuados. Es vital que el gobierno establezca planes de formalización de estos asentamiento o reubicación de las poblaciones hacia sectores construidos con un plan arquitectónico sostenible y resiliente que permita evitar desastres naturales letales.
  • Débil gobierno: las estructuras de gobernanza y planificación urbana es muy débil por la falta de personal capacitado, la baja recaudación de impuestos y por la inmensa corrupción que afecta al país. Es necesario crear las condiciones para planificar un desarrollo urbano planificado y ordenado a largo plazo.
  • Cambio climático: los países pobres como Guatemala tienen la tecnología y conocimientos inadecuados para adaptarse a los impactos del cambio climático y proteger a la población antes de que los eventos climatológicos ocurran. Además, las construcciones pobres y sin las licencias adecuadas de construcción ponen en alto riesgo las zonas urbanas de todo el país. Las inundaciones, los huracanes y las sequías ocurren anualmente y el gobierno no cuenta con un plan adecuado de prevención con los recursos financieros suficientes.
  • Gestión de residuos y contaminación: desde el siglo pasado, Guatemala no cuenta con un sistema de recolección de residuos y desechos sólidos adecuado. Como resultado, la mayoría de los residuos y desechos son quemados o lanzados a barrancos, ríos y lagos. Y de los residuos que sí son recolectados, la red de transporte está controlada por un grupo informal y no se cuenta con la suficiente participación del Estado en la creación de sistemas de tranpsorte de residuos público. Además, el Estado no participa actualmente en la construcción y administración de plantas de reciclaje, incineración, compostaje y rellenos sanitarios controlados que son vitales para proteger el medio ambiente y la salud humana.
  • Acceso a agua limpia y sana: desafortunadamente Guatemala es uno de los pocos países que no ha legislado el acceso y protección del agua para la población. Sin esta legislación, el Estado ha fallado en asegurar el acceso a agua limpia y la creación de sistemas de drenaje para toda la población y empresas independientemente de su nivel de ingresos. Este es uno de los principales retos que Guatemala debe atender y solucionar.

Los ODS son parte de una agenda compartida entre todos los países y funcionan como una herramienta común para alcanzar indicadores globales de mejora de las condiciones de vida para todas las personas. Guatemala se ha comprometido con sus ciudadanos y con los países del mundo para alcanzar en alianza los 17 ODS y los futuros gobiernos deberán velar por el alcance de estos compromisos. Reducir la pobreza mediante acciones legislativas, inversión estatal y privada y mediante programas de gobierno con impactos multidimensionales serán necesarios para mejorar las condiciones de vida económica y de salud, alimentación, educación, vivienda y acceso a los servicios básicos.