El rol de las instituciones ante el Cambio Climático, los Estudios Globales y las ideas de Acemoğlu-Robinson-Johnson

Los Estudios Globales fueron el campo de especialización que estudié durante mis maestrías en Alemania y Dinamarca hace más de diez años. En ese entonces, esta disciplina era aún difícil de explicar y entender, y a menudo enfrentábamos críticas debido a su enfoque interdisciplinario, que examina exhaustivamente procesos, sistemas y problemas globales con énfasis en la interconexión de las dinámicas económicas, políticas y sociales entre las naciones. Esto nos llevaba a complejas discusiones ad infinitum que a los académicos suele irritar. Con la reciente entrega del Nobel de Economía 2024 a Acemoğlu, Robinson y Johnson, en particular por su análisis de los marcos institucionales y su impacto en el desarrollo económico en Why Nations Fail, considero relevante compartir cómo sus ideas se alinean con los Estudios Globales. Estos académicos exploran el papel fundamental de las instituciones políticas y económicas en la configuración de las desigualdades entre países, y cómo estas instituciones resultan clave para enfrentar la crisis climática actual.

Las ideas de Acemoğlu-Robinson-Johnson y de los Estudios Globales se alimentan de una gran diversidad de autores, perspectivas e ideologías y son complementarios por ramas muy importantes como la Teoría de los Sistemas Mundiales de Wallerstein, que considera al capitalismo global como un sistema que mantiene dependencias entre el centro y la periferia, reforzando las disparidades entre las naciones desarrolladas y en desarrollo. Asimismo, el análisis de Marx del capitalismo y las luchas de clases ofrece perspectivas fundamentales sobre las estructuras económicas y las relaciones de poder que los Estudios Globales examinan, especialmente para comprender cómo el capitalismo global puede perpetuar las desigualdades. Juntos, estos académicos y muchos otros que se han especializado en territorios o ramas de las ciencias humanas más específicas, contribuyen a una comprensión integral dentro de los Estudios Globales de cómo los sistemas económicos globales y los factores institucionales influyen en las disparidades y dan forma al orden global.

En mi caso, mi especialización en el impacto que el cambio climático y la práctica de nuevos modelos económicos de comercio sostenible como la economía circular me han llevado a ver cómo fenómenos globales, han suscitado preocupaciones no solo en términos de sus impactos medioambientales, sino también en relación con sus efectos en la estructura y funcionamiento de las instituciones. Este artículo busca explorar la relación entre el cambio climático y las instituciones de forma breve y con temas que podrían tomarnos un libro entero para analizar. Asimismo, presentaré cuál es su rol dentro del contexto de la “big history” o “gran historia” que ha inspirado la ideología detrás de estos autores laureados al presentar una perspectiva histórica que sitúa los eventos humanos dentro de la vasta cronología del universo.

La Big History y el cambio climático: un contexto macrohistórico

Cuando hablamos de “big history” nos referimos a un enfoque donde se considera la historia del ser humano no de manera aislada, sino como una pequeña parte de un proceso mucho más extenso que abarca desde el Big Bang hasta el presente. En este marco, el cambio climático representa un punto de inflexión que puede ser interpretado como un desencadenante de transformaciones a gran escala, similar a otros eventos disruptivos como la Revolución Agrícola o la Revolución Industrial y la actual Revolución del Internet y la Inteligencia Artificial que está reconfigurando desde ya el futuro de la humanidad.

El cambio climático es un evento dentro de esta narrativa que fuerza una reinterpretación de la relación de los seres humanos con el entorno natural y con las instituciones que continuarán sosteniendo esta sociedad vulnerable a las dinámicas de la naturaleza planetaria. Este cambio, se ha convertido en un catalizador que no solo modifica el clima y los ecosistemas, sino que también exige la adaptación de las instituciones y las estructuras económicas y políticas.

El rol de las instituciones y su vinculación con el cambio climático. La Adaptación y Resiliencia son clave

Las instituciones, entendidas como los sistemas de normas, reglas y estructuras organizativas que regulan el comportamiento social y económico, juegan un papel fundamental en la respuesta a la crisis climática. Las instituciones políticas y económicas se encuentran ahora en una encrucijada, ya que deben responder a desafíos sin precedentes que ponen a prueba su capacidad de adaptación y resiliencia. En este contexto, es útil aplicar conceptos de la teoría institucional para analizar cómo las instituciones han reaccionado —o no— ante el cambio climático y cómo otras instituciones han sido las causantes —o no— de la aceleración de este cambio. Al respecto, mencionaré tres funciones clave que pueden resaltar el rol de las instituciones frente a esta problemática:

  1. Regulación ambiental y gobierno eficiente: conforme se intensifica el cambio climático, las instituciones deben desarrollar e implementar regulaciones que promuevan la sostenibilidad y mitiguen los efectos ambientales. Para esto, se requiere crear desde políticas de control de las emisiones de CO2 hasta acuerdos internacionales como el Acuerdo de París y la Agenda 2030. La efectividad de estas regulaciones dependerá de la capacidad de las instituciones para adaptarse a la incertidumbre y coordinar respuestas integrales.
  2. Rediseño económico: el cambio climático también ha implicado una reconfiguración económica y el surgimiento de mecanismos de gobierno autoritarios que limiten el libre mercado y regulen la acción humana hacia sistemas proteccionistas y autoritarios. La transición hacia una economía baja en carbono y sostenible requiere una transformación significativa de las instituciones financieras y comerciales que en algunos países ha dependido de sistemas unipartidistas y totalitarios para reafirmar sus objetivos. Otros, como en la Unión Europea, han logrado establecer el consenso para alcanzar estas metas a la vez que protegen sus economías y cierran sus fronteras a la importación de CO2 vía fletes de transporte o productos fabricados como resultado de la deforestación. Es aquí donde el rol de economistas, internacionalistas y politólogos es crucial para analizar y promover políticas que permitan esta transición sin perjudicar el desarrollo económico.
  3. Innovación social y tecnológica: las instituciones también son fundamentales para fomentar la innovación social y la aceleración de la adaptación tecnológica. Estos son elementos necesarios para enfrentar el cambio climático y para fortalecer una población responsable de sus acciones bajo marcos regulatorios sólidos y certeza jurídica. Las universidades, centros de investigación y principalmente las empresas multinacionales han desempeñado un papel clave en esta reeducación social y aceleración tecnológica mediante la promoción de tecnologías limpias, creación de modas “verdes” y cumplimiento de certificaciones y prácticas sostenibles como el uso de empaques reciclables o de fuentes renovables. La colaboración interinstitucional es esencial para que estas innovaciones puedan escalar y ser efectivas a nivel global.

El rol de las Instituciones en el contexto de la Big History y el cambio climático

En el marco de la “big history” y de los estudios globales, el cambio climático puede ser visto como un momento crucial que demanda una reevaluación de las instituciones existentes de la misma manera en que Acemoglu-Robinson analizaron a países, regiones y civilizaciones. A lo largo de la historia, cada gran cambio estructural ha dado lugar a una reconfiguración de las instituciones, desde las primeras civilizaciones hasta las actuales democracias industriales capitalistas y los sistemas totalitarios de economía mixta. Actualmente, las instituciones enfrentan un reto similar: evolucionar o quedar obsoletas y ser víctimas del cambio climático. Las instituciones que logran adaptarse y promover una economía resiliente y sostenible podrían no solo sobrevivir, sino también liderar un nuevo capítulo en la gran historia de la humanidad. Algo que no ocurre por primera ocasión y que el caso de la caída de la civilización maya es un excelente ejemplo respecto a otros momentos críticos en la historia, en los que la respuesta institucional al cambio climático determinó el curso de la civilización humana.

El camino que queda ante nosotros para combatir el cambio climático desde instituciones nuevas y fortalecidas

Para los académicos y los tomadores de decisiones en el gobierno y las empresas, la relación entre el cambio climático y las instituciones ofrece un campo fértil para el análisis de cómo las estructuras de poder y gobernanza están respondiendo a este desafío global. La historia ha demostrado que las instituciones son capaces de cambiar en respuesta a crisis significativas y hoy nos encontramos ante una oportunidad similar. Por su parte, los globalistas tenemos el inmenso reto de diseñar modelos y estrategias socioeconómicas y políticas que faciliten la transición hacia economías sostenibles, considerando no solo los beneficios ambientales, sino también las implicaciones socioeconómicas para diferentes sectores de la sociedad. El cambio climático, en este contexto, se convierte no solo en un problema que resolver, sino en una oportunidad para reformular y reforzar el papel de las instituciones en el desarrollo humano. La premiación que hicieron del Nobel a Acemoğlu-Robinson-Johnson, nos debe invitar a continuar haciendo siempre análisis interdisciplinarios para entender cómo podremos enfrentar el futuro y construir sociedades más resilientes y sostenibles en el marco de los desafíos actuales y venideros.

Salud no es ausencia de enfermedades, es bienestar

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En el curso del doctorado en Desarrollo Sostenible que estudio actualmente, explicaba el doctor Luján Lunsford cuáles eran los retos socioeconómicos y culturales de buscar soluciones a la situación de la salud en Guatemala. Muy claro fue su análisis para explicar que la salud no es ausencia de enfermedades. Especialmente, en países como Guatemala con tan compleja geografía, clima, cultura y sistemas económicos. De esta sesión sale este breve artículo para meditar.

La salud, tradicional e históricamente definida como la ausencia de enfermedad, es una interpretación estrecha que no logra captar ni la complejidad del bienestar humano ni el difícil recorrido humano de las ciencias de la salud que se han enfocado en enterrar pacientes. Particularmente en países tropicales como Guatemala, esta visión limitada pasa por alto la naturaleza multifacética de la salud. Un enfoque más integral considera factores que tienen al centro una visión de análisis global y de desarrollo sostenible. Estos factores deberían de analizar las interrelaciones de factores físicos, mentales, sociales y ambientales, reconociendo que la salud es una interacción intrincada de varios elementos que contribuyen al bienestar general de un individuo. Esta perspectiva holística es crucial para abordar los desafíos únicos que enfrentan las regiones tropicales, donde factores como el clima, las condiciones socioeconómicas y el acceso a la atención médica desempeñan un papel importante en los resultados de salud y en los subsecuentes estilos de vida que requieren del uso de productos químicos, fertilizantes y pesticidas que protejan los cultivos y permitan llevar los alimentos a las mesas de Guatemala y de Europa.

Una visión holística de la práctica del principio de Bienestar en el uso de la tecnología yasegurar beneficios económicos y a la salud de los humanos y del planeta

Los desafíos en los países tropicales

En Guatemala, el clima tropical crea un conjunto único de desafíos de salud, incluida la prevalencia de enfermedades transmitidas por vectores como la malaria y el dengue y que se han agravado con el surgimiento del Covid y sus variantes. Sin embargo, abordar estas enfermedades por sí solo no es suficiente para fomentar una población sana. ¿Pero qué es una población sana? Una definición común es la de “aquella que consigue disponer de bienes suficientes para sobrevivir y crece con el excedente que se genera entre lo que produce y lo no consume en mantenimiento, sino lo invierte en su crecimiento.”

Las altas tasas de desnutrición, el acceso limitado al agua potable y el saneamiento inadecuado también afectan significativamente la salud y dificultan identificar qué es una condición “normal” de salud humana. Además, las disparidades socioeconómicas exacerban estos problemas, dejando a las comunidades marginadas particularmente vulnerables y en la mayoría de los casos fuera de los indicadores y encuestas nacionales de condiciones de vida. Por lo tanto, un enfoque holístico de la salud en Guatemala debe abarcar una gama más amplia de determinantes, incluyendo no solo la nutrición, la educación y los servicios sociales sino la felicidad y la estabilidad emocional.

¿Pero qué es el bienestar?

El bienestar implica múltiples dimensiones, cada una de las cuales contribuye a la salud general de las personas y las comunidades. El bienestar físico es fundamental y abarca una nutrición adecuada, ejercicio y acceso a atención médica. Es un proceso intergeneracional de familias que han mantenido condiciones de buen vivir y les han asegurado visiones de vida en las que la enfermedad es resultado de situaciones excepcionales. La salud mental es igualmente importante y requiere sistemas de apoyo para el estrés, la ansiedad y otras afecciones psicológicas y la vida de bienestar implica un amplio cuidado por la salud mental como por la salud física.

El bienestar social implica la calidad de las relaciones y el apoyo comunitario, que son esenciales para la salud emocional y mental de forma continuada y retroactiva. La salud ambiental considera el impacto de las condiciones de vida, como el aire y el agua limpios, la vivienda segura y los espacios verdes. La estabilidad económica y las oportunidades educativas también desempeñan un papel crucial a la hora de permitir que las personas lleven una vida sana y plena.

Fotografía de un retiro de yoga ubicado en el lago de Atitlán, Guatemala

En estas condiciones, ¿qué requisitos deberían de cumplir nuestras sociedades para vivir en bienestar?

Crear una sociedad que promueva el bienestar integral requiere un enfoque multifacético. En primer lugar, es necesario fortalecer los sistemas de salud para brindar servicios integrales que vayan más allá del tratamiento de enfermedades e incluyan atención preventiva, apoyo a la salud mental y educación sanitaria. En Guatemala, esto significa mejorar la infraestructura de atención médica, capacitar a más profesionales de la salud y garantizar el acceso equitativo a los servicios en las áreas urbanas y rurales. Ir más allá de cuidar la salud por el afán de la salud no es suficiente y requiere de una planeación de largo plazo que permita construir las condiciones mínimas de bienestar intergeneracional. Esto implica la contribución estatal constante y enfocada en la reducción de las desigualdades y la construcción de sistemas de servicios públicos que construyan ambientes seguros, espacios verdes y zonas de reunión culturales y sociales.

Importancia de las políticas sociales y económicas

Las políticas sociales deben abordar las causas profundas de las disparidades en salud. Esto incluye implementar programas para combatir la desnutrición, mejorar el agua y el saneamiento y brindar educación y oportunidades económicas. Por ejemplo, los programas de nutrición comunitarios pueden ayudar a abordar la malnutrición, mientras que las inversiones en educación pueden dotar a las personas de los conocimientos y habilidades necesarios para mejorar su salud y sus medios de vida. Las políticas económicas deben apuntar a reducir la pobreza y proporcionar redes de seguridad social, asegurando que todos los ciudadanos tengan los recursos necesarios para mantener su salud. Repensando la salud, los hospitales deberían de dejar de funcionar como centros de captación de enfermos y convertirse en centros de integración social y de participación de la comunidad que sumen a un bienestar integral de las comunidades. En sociedades con mayor bienestar, es muy común ver hospitales rodeados de plazas, jardines y puntos colectivos de reunión y de transporte. El hospital en estos lugares se convierte en una institución de construcción social y no de obnulación y alienación como suele ocurrir con los hospitales que vemos se construyen aún hoy en día con altos muros, barrotes y territorios alejados del acceso de las personas “sanas”.

La salud en países tropicales como Guatemala no puede abordarse adecuadamente centrándose únicamente en la ausencia de enfermedades. Decir que quienes vivimos en estos países vivimos “sanamente” requiere de una comprensión y de un enfoque holístico que abarque el bienestar físico, mental, social y ambiental como factores esenciales para redefinir las condiciones en las que vivimos.

Al fortalecer los sistemas de salud, implementar políticas sociales y económicas integrales, involucrarnos más en nuestras comunidades y promover la gestión ambiental de los recursos naturales que compartimos, Guatemala puede crear una sociedad que apoye el bienestar integral y nos permita a todos prosperar en comunidad. Lograr esto no es difícil siempre y cuando se cuente con una voluntad comunitaria unificada en construir estas condiciones de vida. Lograr el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida en general debe partir por construir sociedades que vivan realmente sanas y en bienestar.

Los satélites en la resiliencia climática de Guatemala y del sur global

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En Guatemala y en el resto del sur global, donde la pobreza es aún mayor, la vulnerabilidad climática será más pronunciada, y los gobiernos enfrentarán desafíos aún más complejos. Afortunadamente, la tecnología es uno de los principales aliados que nuestros países tienen, y el rápido desarrollo de los sistemas satelitales es una herramienta invaluable y accesible para todos de forma gratuita. La información satelital ofrece soluciones prometedoras para mitigar los impactos del cambio climático y permitirá a los gobiernos y empresas privadas adoptar prácticas más sostenibles, mejorar la preparación ante desastres y optimizar la gestión de recursos.

Ejemplo del uso de satélites para la medición del nivel potencial de pobreza en base a la electrificación (artículo en el journal Science)

Debido a que el cambio climático aumentará la pobreza y la inseguridad alimentaria, además de incrementar los daños a la infraestructura como indicaron en un estudio reciente (ver artículo) Adrien Bilal de Harvard y Diego R. Känzig de la Universidad de Northwestern el uso de tecnologías satelitales será muy valiosa para prevenir y mapear futuros incendios forestales, deforestación ilegal, identificación de zonas vulnerables a desastres naturales y a potenciales eventos climáticos extremos.

El uso satelital en la agricultura es una de los principales aportes que esta tecnología tiene para combatir el cambio climático. La agricultura es la piedra angular la economía de Guatemala y es muy susceptible al cambio climático. Al 2021, más del 29% de la población ocupada se dedicaba a la agricultura según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos -ENEI- y después del comercio y la industria, el 10% del PIB era generado por el sector agrícola de acuerdo al Banco de Guatemala -BANGUAT-. Ante esta importante industria, los mapas satelitales permitirán proporcionar datos críticos que ayuden a los agricultores a tomar decisiones informadas.

Científicos de la industria del azúcar en Guatemala utilizan herramientas tecnológicas para investigaciones sobre niveles de fertilización y nutrición vegetal, riego, agricultura de precisión, entre otros. En el ámbito de la agricultura de precisión, se utilizan imágenes de satélite de la Agencia Espacial Europea y de la NASA para controlar la humedad y determinar la madurez de la caña para la cosecha consiguiendo que la industria guatemalteca utilice 47% menos agua que el promedio industrial global.

Por ejemplo, ls imágenes satelitales con acceso gratuito de resoluciones cada vez mayores permitirán monitorear la salud de los cultivos, la humedad del suelo y los patrones climáticos en tiempo real ayudando a reducir el uso de agua, abonos y pesticidas de los cultivos como ya se utiliza en industrias clave del país como el azúcar, el café o la palma. Esta información permite a los agroempresarios optimizar el riego generar mayores rendimientos y reduce la huella ecológica de las actividades agrícolas.

Guatemala es mucho más vulnerable a los desastres naturales que el resto de países con mayores ingresos y mejores condiciones económicas. Con la aceleración del calentamiento global, desastres naturales son cada vez más frecuentes y cada vez más graves. Los mapas satelitales desempeñarán un papel crucial en la preparación y respuesta ante desastres ofreciendo información adelantada y más precisa para mapear la trayectoria de huracanes o la duración de inundaciones y sequías. Esta información será de muchísima utilidad para alimentar los sistemas de alerta temprana de instituciones como CONRED, permitiendo contar con información que permita al gobierno tomar decisiones críticas sobre evacuaciones o zonas de albergues temporales. Las imágenes satelitales posteriores al desastre ayudarán a evaluar de mejor manera y con mayor precisión los daños y coordinar los esfuerzos de socorro y de reconstrucción para evitar realizar inversiones en puentes y carreteras sobre territorios que quedarán en zonas altamente vulnerables de futuros desastres.

Los incendios forestales en 2024 fueron identificados por el sistema de Emergencias Copernicus de la Unión Europea (UE) y se identificaron focos de incendio potenciales a ser detenidos antes de su crecimiento

La deforestación es un importante contribuyente al cambio climático, particularmente en las regiones en desarrollo con una extensa cubierta forestal. Los mapas satelitales ofrecen una poderosa herramienta para monitorear la deforestación en tiempo real. Pueden detectar actividades de tala ilegal, rastrear cambios en la cubierta forestal y proporcionar datos para hacer cumplir las regulaciones ambientales. Además, la tecnología satelital apoya los esfuerzos de reforestación al identificar áreas adecuadas para plantar y monitorear el crecimiento de nuevos bosques. Esto ayuda a garantizar que los proyectos de reforestación sean exitosos y contribuyan al secuestro de carbono, la conservación de la biodiversidad y la restauración de los ecosistemas.

La escasez de agua es un problema apremiante en muchas economías en desarrollo, exacerbado por el cambio climático. Los mapas satelitales son fundamentales para gestionar los recursos hídricos de manera más eficaz. Pueden monitorear los niveles de ríos, lagos y embalses, rastrear cambios en el agua subterránea y evaluar los impactos de las sequías. Al proporcionar una visión integral de los recursos hídricos, la tecnología satelital permite una mejor planificación y gestión. Los gobiernos y las comunidades pueden implementar medidas para conservar el agua, asignarla de manera más eficiente y desarrollar estrategias para hacer frente a la escasez de agua. Esto es crucial para garantizar la seguridad hídrica y apoyar el desarrollo sostenible.

Los satélites también pueden ser utilizados para medir la disponibilidad de los recursos hídricos. En la imagen se observa el estudio de USAC CEUR con la identificación de zonas de la ciudad de Guatemala con escasez de agua. (link a artículo)

La urbanización está aumentando rápidamente en las economías en desarrollo, lo que a menudo conduce a un crecimiento no planificado e insostenible. Los mapas satelitales ofrecen información detallada que puede guiar la planificación y el desarrollo urbano. Proporcionan datos sobre el uso de la tierra, la infraestructura, la densidad de población y las condiciones ambientales. Con esta información, los planificadores urbanos pueden diseñar ciudades que sean más resilientes al cambio climático. Pueden incorporar espacios verdes, mejorar la gestión de residuos y mejorar los sistemas de transporte público para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El desarrollo urbano sostenible no sólo mitiga los impactos del cambio climático sino que también mejora la calidad de vida de los residentes.

La transición a las energías renovables es esencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los mapas satelitales son invaluables para identificar ubicaciones óptimas para proyectos de energía renovable como la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Pueden evaluar factores como la radiación solar, los patrones del viento y el flujo de agua para determinar los mejores sitios para la generación de energía. Al facilitar el desarrollo de energías renovables, la tecnología satelital ayuda a las economías en desarrollo a reducir su dependencia de los combustibles fósiles, reducir las emisiones de carbono y lograr la seguridad energética. Esta transición apoya el desarrollo sostenible y mitiga los impactos del cambio climático.

El ascenso de la derecha. ¿Cómo el giro hacia la extrema derecha en Europa impacta la globalización, la sostenibilidad y el comercio?

El giro hacia la derecha en las más recientes elecciones del Parlamento Europeo 2024-2029 (resultados provisionales al día de hoy) ha captado la atención de quienes trabajamos en temas de globalización, sostenibilidad y comercio internacional. Aunque en la extrema derecha europea aún existen algunos negacionistas del cambio climático, la realidad es que la mayoría de los partidos europeos de extrema derecha abogan por una forma de ambientalismo que está estrechamente vinculada al nacionalismo y al proteccionismo económico.

En los últimos meses, estos movimientos han ganado considerable apoyo entre las poblaciones más pobres y de clase media de las zonas urbanas y en países con un alto número de agricultores y en zonas que colindan con “fronteras calientes” cercanas a Ucrania o el Mediterráneo. Estos grupos, que han sido los más afectados por las crisis económicas, la guerra y la creciente inmigración se han visto también afectados por los estrictos estándares y regulaciones ambientales, así como por la creciente competitividad de las importaciones provenientes de Latinoamérica, Asia y África.

Ante esta situación, es previsible que un Parlamento con una mayoría de derecha no se oponga directamente a las políticas ambientales, sino que, por el contrario, las utilice como argumento para frenar la importación de productos de países agrícolas más competitivos en los trópicos. Con una mayoría en el Parlamento, las perspectivas y políticas de la derecha europea podrían ser las siguientes:

La Derecha en las prioridades de la economía y el comercio sostenible

La derecha europea, a diferencia de la derecha anti-ciencia del continente americano, suele caracterizarse por apoyar los esfuerzos locales de conservación y la independencia energética, al tiempo que se oponen a lo que consideran políticas verdes demasiado ambiciosas y económicamente dañinas que ponen más candados a las “inversiones verdes”. Por ejemplo, algunos de estos candados que rechazan en la derecha, son aquellos que “sobreregulan o limitan” el comercio; tal fue el caso de la recien aprobada Directiva sobre diligencia debida de las empresas en sostenibilida (CSDDD) propuesta por el Pacto Verde Europeo. Esta Directiva que arrancó muy ambiciosa, terminó siendo aprobada con reglas más laxas y que impactaría en los bolsillos de un numero mucho menor de empresas grandes. Para la derecha europea, las políticas comerciales deben centrarse en el deseo de salvaguardar las industrias nacionales y promover acuerdos comerciales condicionales que se alineen con sus objetivos ambientales y económicos.

La Derecha y el comercio con América Latina y el resto del mundo

Los partidos de extrema derecha suelen favorecer políticas comerciales proteccionistas y en sus discursos a la candidatura por el Parlamento, prometían priorizar los intereses nacionales y sus cultivos y salarios. Esto se extiende a sus puntos de vista sobre el comercio internacional con regiones como América Latina donde ven un importante proveer de alimentos y granos, pero también ven una amenaza comercial que, en los últimos meses, llevó a que el tratado comercial con el Mercosur se detuviese.

Josep Borrel, el alto representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE), dijo a comienzos del 2024 que lamentablemente no tenía buenas noticias” sobre el tratado de libre comercio entre la UE y el Mercosur. Aunque los países sudamericanos estaban dispuestos a firmar el acuerdo, en Europa hubo una fuerte resistencia, especialmente en Francia, donde la derecha de Le Pen ganó abrumadoramente en las elecciones. En marzo, el presidente Emmanuel Macron ya temía la reacción de los agricultores, quienes enfrentarían una dura competencia con la agricultura altamente eficiente de Brasil y Argentina. Por estas razones, tres meses después, Macron tuvo que convocar a elecciones legislativas tras las aplastantes victorias de la derecha. La derecha europea prefiere acuerdos comerciales bilaterales que beneficien a las naciones europeas y muestra escepticismo ante acuerdos multilaterales más amplios, percibiéndolos como una amenaza para las industrias y empleos locales.

En esa misma línea, algunos líderes de extrema derecha, como los franceses del partido Rassemblement National -RN- de Marine Le Pen han sabido ganar adeptos entre los más pobres y los más ricos por igual. Este partido ha sido un muy activo propulsor de que los acuerdos comerciales deberían estar supeditados al compromiso de los países socios con los estándares ambientales, como las emisiones netas cero. Este enfoque tiene como objetivo alinear las políticas comerciales con sus objetivos ambientales y al mismo tiempo proteger los mercados internos. Como ven, en la derecha europea sí creen en los impactos del cambio climático y sí creen en la necesidad de metas de neutralidad de carbono siempre y cuando se obligue a ambas partes de los tratados a igualar sus estándares.

La Derecha y la sostenibilidad ambiental

Muy distinto a lo que ocurre con la derecha en América, son muchos los partidos de extrema derecha que han adoptado un concepto llamado “patriotismo verde” o “econacionalismo”. Estos partidos creen que es necesario preservar el medio ambiente y a la vez creen en la importancia del patrimonio nacional. Este enfoque critica los acuerdos climáticos internacionales y enfatiza los esfuerzos de conservación locales o mediante tratado bilaterales. Por ejemplo, la derecha francesa de Rassemblement National -RN- ha pasado de negar el cambio climático a promover la “Nueva Ecología”, que prioriza la protección ambiental local, que es xenófoba y que se opone de forma populista a las iniciativas climáticas internacionales a las que acusa de afectar a los “pequeños productores franceses”. Este discurso ha ganado mucho apoyo no solo en Francia sino también en los partidos de derecha en Alemania, Austria, Polonia e Italia.

Sobre el Pacto Verde Europeo, los partidos de extrema derecha se oponen en general al Pacto en su forma actual y consideran que, movilizados por el discurso populista que les ha dado tantos votos, debe mantenerse siempre y cuando no imponga más regulaciones y cargas económicas excesivas a los más pobres. Por ejemplo, apoyan la reversión de regulaciones ambientales estrictas y prefieren transiciones más graduales que no pongan en peligro la estabilidad económica. A su vez, apoyan un Pacto verde fomente políticas económicas nacionalistas que rayan en xenofobia para asegurar que se proteja indiscriminadamente a las industrias locales de los impactos negativos percibidos de las políticas climáticas y económicas globales. Esto incluye oponerse a políticas que, en su opinión, perjudican a las empresas europeas o conducen a precios más altos al consumidor.

Estas y muchas otras políticas reflejan que el Parlamento Europeo en los próximos años tendrá una clara tendencia hacia un enfoque más proteccionista y nacionalista en la gestión de los desafíos ambientales y económicos globales. Para el comercio desde América Latina y del resto de los países del sur global, se vendrán años de muchos retos ya que este nuevo Parlamento podría impactar significativamente en las exportaciones latinoamericanas hacia Europa. Algunas de las barreras a las que deberemos de poner atención son:

  • la implementación de políticas comerciales proteccionistas destinadas a salvaguardar las industrias locales.
  • el uso de nuevas regulaciones ambientales estrictas como argumento para imponer aranceles más altos o prohibiciones absolutas a los productos agrícolas de América Latina o Asia.
  • reducción del acceso al mercado de los exportadores latinoamericanos, particularmente en sectores como la agricultura y las materias primas en las que nuestra región tiene una inmensa ventaja competitiva y excelentes productos.

Oportunidades, desafíos y perspectivas a futuro de las políticas climáticas y energéticas de la UE

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La evolución de las políticas verdes en la Unión Europea muestra una clara tendencia hacia objetivos cada vez más ambiciosos y enfoques integrales. Inicialmente, la UE fijó objetivos relativamente modestos, como el Paquete 20-20-20 para 2020, que apuntaba a una reducción del 20% de las emisiones para 2030. Con el tiempo, estos objetivos se han vuelto más ambiciosos, como lo demuestra el Pacto Verde Europeo. (EGD), que establece objetivos como una reducción del 55% de las emisiones para 2035 y la neutralidad climática para 2050. Esta progresión pone de relieve el compromiso de la UE de reforzar sus políticas climáticas y energéticas con una perspectiva de largo plazo y alcanzar las metas que, como se observa en la siguiente gráfica, permitirán al continente cumplir sus compromisos globales.

Otra tendencia importante en las políticas climáticas y energéticas de la UE es la ampliación de su alcance para integrar consideraciones climáticas y energéticas en diversas áreas políticas. El EGD ejemplifica esto al colocar las preocupaciones ambientales y climáticas en el centro de las estrategias de desarrollo económico, en lugar de tratarlas como cuestiones separadas. Este enfoque integral refleja el principio de integración de políticas, asegurando que las políticas climáticas y ambientales estén entrelazadas con otros sectores.

Un aspecto crucial de la formulación de políticas climáticas y energéticas de la UE es su alineación con los compromisos internacionales y la influencia de los contextos globales. El EGD, por ejemplo, estuvo influenciado significativamente por acuerdos internacionales como el Acuerdo de París y por la demanda pública de una acción ambiental más fuerte. Esta tendencia subraya la capacidad de respuesta de la UE a la dinámica climática global y su papel en el impulso de iniciativas climáticas internacionales.

Al considerar los acontecimientos recientes en la política climática de la UE, como el Pacto Verde Europeo, surgen varias oportunidades y desafíos. La crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, por ejemplo, llevó a la UE a reevaluar sus dependencias energéticas, lo que llevó a la creación del Plan REPowerEU. Esta situación pone de relieve una oportunidad para que la UE mejore su seguridad energética y diversifique sus fuentes de energía.

La eficiencia energética, particularmente en los edificios, presenta otra oportunidad importante. Los edificios representaron el 42% del consumo de energía en la UE en 2021, y los edificios residenciales tienen un potencial sustancial para mejorar la eficiencia energética que, desde la pandemia y la guerra con Rusia, ha incrementado el uso de energías renovables. Sin embargo, no todos pueden permitirse el lujo de renovar sus hogares, lo que enfatiza la necesidad de que la EGD apoye las mejoras en la eficiencia energética, especialmente para las poblaciones vulnerables. Abordar las ineficiencias en los sistemas alimentarios también representa un importante impulsor de la acción climática, dada su contribución sustancial a las emisiones de gases de efecto invernadero.

A pesar de estas oportunidades, el EGD enfrenta varios desafíos. Un desafío importante es su naturaleza como estrategia de crecimiento, mientras que un enfoque de decrecimiento podría ser más eficaz para lograr una verdadera neutralidad climática. Además, el Mecanismo de Transición Justa dentro del EGD carece de fondos suficientes, lo que plantea una barrera para llevar los compromisos a la práctica y garantizar que nadie se quede atrás durante la transición.

Reflexionar sobre el desarrollo de la política climática de la UE ofrece una perspectiva mixta de esperanza y escepticismo. Por un lado, el EGD marca una mejora significativa con respecto a políticas anteriores al establecer objetivos a largo plazo, apuntar a la neutralidad de carbono e integrar consideraciones climáticas en varios sectores. La Ley Europea del Clima, que hace que estos compromisos sean jurídicamente vinculantes, es un logro notable. Sin embargo, la aplicación de la ley y el logro real de los objetivos del EGD siguen siendo motivo de preocupación. Muchas propuestas legislativas en el marco del Paquete Fit for 55 todavía están en proceso o incompletas, y el progreso en áreas críticas como la gobernanza, la electricidad y la transición justa es lento como se observa a continuación:

Además, sigue predominando la dependencia de instrumentos económicos y regulatorios, a pesar de algunos avances en medidas informativas y procesales. Para garantizar un cambio sustancial, es necesario un mayor énfasis en los instrumentos informativos y procesales, particularmente para aumentar la conciencia pública y permitir la rendición de cuentas.

Si bien el Pacto Verde Europeo representa un paso adelante significativo y ambicioso en la formulación de políticas climáticas y energéticas de la UE, también enfrenta desafíos e incertidumbres notables. Queda por ver si la UE cumplirá con éxito sus objetivos climáticos, pero la evolución de sus políticas hasta ahora ofrece una combinación de avances y áreas que necesitan mejoras adicionales.